La Puerta





El honor es un principio que pocos conoce hoy día, quien lo tiene le teme, quien no lo tiene nunca sabrá que es.
Que es honor?, es el ser mismo? es un inicio? es el ser primate?
No, el honor es el ser, una vida sin honor es un paso sin gloria, el honor es una guía de excelsa sabiduría y momento de gloria presente a futura.
Pero es importante que el honor vaya de la mano del discernimiento por que no existe honor verdadero sin discernimiento no existe vida sin aliento.
Así como en la creación nuestro Dios nos infundió el aliento así el Honor debe estar impregnado de discernimiento.
Que lejos está el discernimiento del libre albedrío, el discernimiento es el centro de lo correcto y como saber si es correcto sino me equivoco, es que acaso el error marca y mancha mi vida de fracaso, no el fracaso está en no haberse equivocado nunca.
Pero si mi mente se equivoca es natural ya que nunca la sapiencia es absoluta, ni la razón es duradera en todos los acontecimientos de la vida.
Somos la suma de nuestras vivencias, no somos la suma de nuestros aciertos o equivocaciones, ya que no solo somos lo visto en vitrina.
Nuestra construcción parte de la destrucción de nuestros deseos y del surgimiento de nuestro mejor vivir, que no es más que dedicarnos a amar.
Amar ciertamente dicen que es un ciego y si así es, es un ciego a la destrucción del otro, es un ciego a no entregarnos, es un ciego a la desesperanza, es un ciego a la maldad.
Amar tiene ojos abiertos a la esperanza, a la entrega, al servicio, a la fe, a la bondad.
Entonces es bueno lo malo?, responder a esta pregunta es como un bisturí en manos de un médico o en manos de un asesino, quien dará uso a mis palabras quien utilizara el poder de la letra a culpa ocupada y fuego a discreción.
Solo quien discierna podrá saber que la respuesta es sí ciertamente así es, como llego Adán a conocer el amor profundo de Dios sino se hubiera equivocado?, como hoy estaría yo rompiendo mi corazón la naturaleza divina, profética y sacerdotisa, sino fuera por un amor profundo revestido de Honor y con discernimiento suficiente para sangran el deseo.
Mi pecho se desgarra al ver pasar el tiempo y no tener tu aliento a mi lado, ese desgarro mismo viene de lo profundo de probar la manzana y culpar a todos menos a mí sapiencia del error, el cronometro está en curso y mis manos están congeladas esperando el calor del honor, esperando el discernimiento.
La batalla está dada muerte y vida están enfrentadas en un duelo, rezo por que la cuaresma este lejos, rezo por que la pascua inunde la sala.
Tu amor me llena, tu amor me baña discierno en el honor y espero que amar sea el epicentro de la felicidad sin temor a fallar, sin sueño, sino material, la fuerza de la palabra que penetra y gesta en interior la guía de lo correcto, del principio que fue mi honor.

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